Kazajistán y su revolución silenciosa: Cripto, IA y transformación tecnológica
Las naciones compiten actualmente por aprovechar el poder de la inteligencia artificial y la digitalización. Mientras que China y los Estados Unidos lideran esta carrera, la Unión Europea se centra más en la regulación ética y los derechos digitales.
Para las economías emergentes, ingresar en esta competencia representa un intento de cambiar la dinámica del poder global a su favor y reducir la brecha de desarrollo.
En el caso de Kazajistán, esta estrategia también busca diversificar su economía, que tradicionalmente se ha basado en materias primas, un modelo que no puede perdurar indefinidamente.
Estrategia nacional de digitalización
El país ha colocado la digitalización y el desarrollo de la IA como el núcleo de su estrategia nacional, tal como lo anunció el presidente kazajo Kassym-Jomart Tokayev en su discurso público de septiembre.
“He establecido la tarea estratégicamente importante de transformar a Kazajistán en un país digital plenamente funcional en un plazo de tres años”, afirmó.
Ministerio y legislación para la IA
Para respaldar esta estrategia, se anunció la creación del Ministerio de Inteligencia Artificial y Desarrollo Digital, que supervisará la integración de la IA en sectores clave de la economía y reestructurará la gobernanza en torno a los principios de la IA.
Astana también está redactando un Código Digital, diseñado para organizar la gobernanza digital y garantizar la protección de datos.
Un paso audaz para Kazajistán es la propuesta de una ley sobre inteligencia artificial, que regula los sistemas de «alto riesgo» y exige el etiquetado de contenido generado por IA. Esta legislación otorga a los reguladores la autoridad para suspender aplicaciones de IA perjudiciales.
“No debemos permitir que las normas éticas se queden atrás en esta rápida evolución”, advirtió Tokayev en la reciente Asamblea General de las Naciones Unidas, alineando la postura de Kazajistán con el enfoque de la Unión Europea sobre la IA responsable.
Gobernanza de la IA y activos cripto
Las ambiciones de Kazajistán van más allá de la regulación, ya que planea transformar el sector financiero y los servicios públicos. El país ya cuenta con algunos de los servicios públicos digitales más avanzados de la región, con más del 92% disponibles en línea y las transacciones sin efectivo que constituyen la mayoría de los pagos.
Ahora, Kazajistán desea pasar de e-Gov a AI-Gov, integrando el aprendizaje automático en la propia gobernanza.
Simultáneamente, Astana está experimentando con las finanzas digitales. El gobierno está ampliando el uso de su moneda digital nacional, el tenge digital, que ya se utiliza para financiar proyectos del Fondo Nacional.
“Ahora es el momento de aumentar el uso del tenge digital dentro de los presupuestos nacional y local, así como en los presupuestos de las entidades estatales”, afirmó Tokayev en su discurso de septiembre.
En la misma intervención, Tokayev anunció el establecimiento del Fondo Estatal de Activos Digitales, que servirá como reserva para cripto y activos digitales.
Kazajistán como centro digital de Eurasia
Otra forma en que Kazajistán busca posicionarse como el centro digital de Eurasia es mediante la introducción de un enfoque en la IA en la educación. Para ello, el presidente Tokayev anunció la creación de una universidad de investigación en IA, que preparará a la futura generación de especialistas capaces de apoyar a Kazajistán en su transformación digital.
El Alem.ai Centro Internacional de Inteligencia Artificial, lanzado el 2 de octubre, liderará esta transición diseñando herramientas de IA para la formulación de políticas, análisis de datos y pronósticos.
Este verano, el país también lanzó el superordenador más potente de Asia Central, con otro en camino. Esta máquina potenciará los servicios de e-gobierno del país y apoyará el entrenamiento de modelos de IA.
Identidad digital en un mundo multipolar
La transformación digital de Kazajistán también tiene un peso geopolítico. Situado entre China, Rusia y Europa, el país está equilibrando asociaciones mientras afirma su soberanía digital, acogiendo a empresas de datos occidentales, cooperando con investigadores chinos y nutriendo su propio ecosistema de IA.
Este enfoque multivectorial refleja la política exterior más amplia de Astana y coloca a Kazajistán entre un pequeño grupo de naciones que integran la IA en su tejido institucional.
El desafío ahora es convertir reformas audaces en avances tangibles que fortalezcan la competitividad sin perder el control sobre el rápido cambio tecnológico.