Korea busca liderar en IA: ¿Puede regular e innovar al mismo tiempo?
La Ley Básica sobre IA de Corea, que entrará en vigor en enero de 2026, no es solo un hito regulatorio, sino que también marca la determinación de Corea por reclamar un papel de liderazgo en la carrera global de la inteligencia artificial. Sin embargo, también expone una profunda línea de falla entre la innovación y la regulación.
El borrador del decreto que detalla el marco legal para la gobernanza de la IA fue recientemente publicado por el Ministerio de Ciencia y TIC de Corea, generando debates polarizadores. En el centro de la controversia está la clasificación de la IA de alto riesgo y la IA generativa, términos que suenan sensatos, pero que conllevan un uso tan amplio del término «riesgo» que incluso las aplicaciones de bajo riesgo podrían quedar atrapadas en la red regulatoria.
Las startups han expresado su preocupación, ya que una regulación excesiva podría favorecer a las grandes empresas, como Samsung y Naver, que pueden permitirse equipos enteros de cumplimiento, mientras que pequeñas empresas de IA podrían verse ahogadas por las exigencias regulatorias.
El dilema de la regulación
Este es el paradoja en el centro del impulso de Corea hacia la IA. Por un lado, el gobierno habla de nutrir un poderoso ecosistema de IA; por otro, corre el riesgo de atar a los mismos emprendedores que podrían llevarlo allí. La regulación tiende a consolidar a los incumbentes, y a menos que el decreto se ajuste con precisión, Corea podría terminar empoderando a las grandes empresas en lugar de las nuevas startups emergentes.
El exministro de Ciencia y TIC, Yoo Sang-im, ha afirmado que la aprobación de la Ley Básica sobre IA en la Asamblea Nacional es crucial para fortalecer la competitividad del país en el ámbito de la IA. En medio de la intensa competencia global, esta ley es un hito crucial para que Corea avance como una de las tres principales potencias de IA, resolviendo la incertidumbre empresarial y estimulando la inversión pública y privada a gran escala.
Un marco legal necesario
Un marco legal integral como la Ley Básica sobre IA no es simplemente un ejercicio burocrático, sino una brújula necesaria para navegar la realidad disruptiva que la tecnología de IA ha introducido en nuestras vidas. La inteligencia artificial ya está transformando cómo las personas trabajan, aprenden y toman decisiones. Sin reglas claras, los riesgos de uso indebido podrían superar los beneficios.
Las obligaciones regulatorias, aunque no están exentas de carga, existen para establecer pautas de transparencia, seguridad y responsabilidad para proteger no solo el mercado, sino también a la sociedad en general, cuyos derechos están cada vez más entrelazados con los sistemas algorítmicos.
El equilibrio entre innovación y regulación
Lo que Corea no puede permitirse es un efecto paralizante que impulse a su talento más prometedor en IA al extranjero, donde la experimentación es menos restringida. Al mismo tiempo, el país tampoco puede darse el lujo de un libre albedrío en IA que socave la confianza pública. Esta es la difícil balance que los reguladores deben alcanzar: si son demasiado laxos, arriesgan escándalos; si son demasiado estrictos, arriesgan la estancación.
Si se logra el equilibrio correcto, Corea podría combinar su ambición tecnológica con la confianza pública, creando una mezcla rara y poderosa. La conclusión es simple: errar del lado de la confianza. La innovación sin legitimidad pública es solo una burbuja esperando a estallar.
La Ley Básica sobre IA no debería convertirse en un corsé que congele la experimentación, ni en un marco vacío que colapse ante el primer escándalo. Debe ser un trampolín, una apuesta audaz de que Corea puede liderar no solo en tecnología de IA, sino también en mostrar al mundo cómo gobernarla de manera responsable.