AI-Driven Surveillance: Balancing Safety and Privacy
La vigilancia impulsada por IA se está convirtiendo en una herramienta común en diversas áreas, desde la gestión de multitudes hasta la prevención del crimen. Sin embargo, a medida que esta tecnología avanza, surge la preocupación sobre el equilibrio entre la seguridad y la privacidad.
Aspectos destacados
- La vigilancia con IA aumenta la seguridad, pero conlleva riesgos de sesgo, expansión de misiones y erosión de las libertades civiles.
- Las regulaciones globales son desiguales, desde la Ley de IA de la UE hasta prohibiciones en ciudades de EE. UU.
- La gobernanza centrada en el ser humano y la transparencia son claves para una vigilancia ética.
Uso de la tecnología
Las ciudades, agencias fronterizas, sistemas de transporte y empresas privadas implementan la IA en la vigilancia pública por diversas razones, incluyendo la prevención del crimen, gestión de multitudes y control fronterizo. En estados autoritarios, estos sistemas suelen integrarse en arquitecturas de control social más amplias.
En democracias, la situación es variada. Algunas ciudades han adoptado el reconocimiento facial, mientras que otras han impuesto restricciones. Por ejemplo, la prohibición del reconocimiento facial en San Francisco en 2019 ha sido un modelo para otras ciudades de EE. UU.
Los daños de la tecnología
A pesar de que la vigilancia con IA se presenta como objetiva y eficiente, la realidad es más compleja. Se han documentado patrones de daño recurrentes en diversas tecnologías. Un tema crítico es el sesgo en los sistemas de reconocimiento facial, que tienden a tener tasas de error desproporcionadamente altas para mujeres y personas de color, lo que puede resultar en detenciones erróneas.
Además, el fenómeno de la expansión de misiones puede llevar a que sistemas diseñados inicialmente para el control del crimen se utilicen en contextos como la inmigración o el monitoreo político, aumentando la desigualdad y socavando derechos fundamentales.
Regulaciones para mitigar el daño
La regulación está avanzando, aunque de manera desigual. La Ley de IA de la UE representa un hito al adoptar un enfoque basado en riesgos y restringir ciertos usos de la vigilancia biométrica. Sin embargo, en otras jurisdicciones, las implementaciones son más permisivas o fragmentadas.
El ecosistema empresarial
Un aspecto notable de la vigilancia moderna es la frontera difusa entre lo público y lo privado. Los proveedores tecnológicos suministran sistemas a agencias municipales y nacionales, lo que puede entrar en conflicto con las leyes de privacidad y las expectativas públicas.
Soluciones para la vigilancia
Las decisiones tecnológicas son, en última instancia, elecciones políticas sobre el tipo de sociedad que queremos. Un enfoque humano implica poner a las personas, no a los sensores o conjuntos de datos, en el centro. Esto requiere una consulta pública y fuertes protecciones legales que reflejen los valores comunitarios.
No todos los desafíos requieren una solución tecnológica; las inversiones en policía comunitaria, servicios sociales y diseño de espacios públicos pueden ser más efectivas para construir seguridad y confianza.
Conclusión
La vigilancia impulsada por IA no desaparecerá, ya que promete beneficios operativos reales. El desafío apremiante es la gobernanza: cómo preservar las ganancias legítimas en seguridad sin normalizar sistemas que erosionen las libertades civiles y perpetúen la discriminación. Se requiere un equilibrio humano que limite ciertas capacidades, exija transparencia y coloque el juicio humano en la intersección de la seguridad y los derechos.