Un ban a las leyes estatales de IA podría destruir las barreras legales de Big Tech
El reciente paquete presupuestario del Senado, impulsado por los republicanos, contiene una moratoria de diez años sobre las leyes estatales de inteligencia artificial (IA). Esta propuesta ha generado preocupación entre legisladores y grupos de la sociedad civil, quienes advierten que su amplio lenguaje podría poner en riesgo la protección al consumidor.
La postura de los republicanos
Los republicanos que apoyan esta disposición argumentan que la moratoria es necesaria para evitar que las empresas de IA se vean afectadas por un complicado mosaico de regulaciones estatales. Sin embargo, los opositores a esta medida advierten que, si se aprueba, las empresas de Big Tech podrían quedar exentas de las garantías legales estatales durante años, sin una promesa de estándares federales que las reemplacen.
Consecuencias para la regulación de la IA
El representante Ro Khanna (D-CA), cuyo distrito incluye Silicon Valley, ha expresado su preocupación sobre cómo esta moratoria podría limitar la capacidad de los estados para regular las redes sociales, prevenir la discriminación algorítmica en el alquiler, o restringir los deepfakes de IA que podrían engañar a consumidores y votantes. Según Khanna, esto otorgaría un libre albedrío a las corporaciones para desarrollar IA sin regulaciones que protejan a los consumidores, trabajadores y niños.
Ambigüedad en los límites de la moratoria
Los límites de lo que podría abarcar la moratoria son inciertos. Jonathan Walter, asesor de políticas de la Leadership Conference on Civil and Human Rights, señala que el lenguaje de la prohibición sobre la toma de decisiones automatizadas es tan amplio que no se puede estar completamente seguro de qué leyes estatales podría afectar. Existen preocupaciones de que podría incluir estándares de precisión y pruebas independientes requeridas para modelos de reconocimiento facial en estados como Colorado y Washington.
Impacto en las leyes de privacidad de datos
Un análisis de la organización sin fines de lucro Americans for Responsible Innovation reveló que una ley centrada en redes sociales como la “Stop Addictive Feeds Exploitation for Kids Act” de Nueva York podría ser anulada por esta disposición. Además, las restricciones que los gobiernos estatales imponen sobre el uso de IA podrían ser bloqueadas.
Cambios en la legislación del Senado
La nueva redacción del Senado agrega complejidad, ya que la disposición ya no es una prohibición directa, sino que condiciona los fondos para infraestructura de banda ancha estatal a la adherencia a la moratoria de diez años. A diferencia de la versión de la Cámara, la del Senado también incluiría leyes estatales penales.
El dilema de la regulación federal
Los defensores de la moratoria argumentan que no se aplicaría a tantas leyes como afirman los críticos. Sin embargo, J.B. Branch, defensor de la responsabilidad de Big Tech en Public Citizen, sostiene que “cualquier abogado de Big Tech que valga la pena argumentará que sí se aplica”. Khanna ha señalado que algunos de sus colegas pueden no haber comprendido completamente el alcance de la regla, lo que podría afectar la protección de los consumidores en un panorama tecnológico en constante evolución.
La presión sobre las regulaciones estatales
Más de 250 legisladores estatales de todos los estados han instado al Congreso a eliminar esta disposición, argumentando que “la legislación que interrumpe este diálogo democrático a nivel estatal congelaría la innovación política en el desarrollo de mejores prácticas para la gobernanza de la IA en un momento en que la experimentación es vital”.
Conclusión
Khanna advierte que la falta de regulación adecuada de la IA podría tener consecuencias más graves que otras políticas de internet, como la neutralidad de la red. “Esto no solo impactará la estructura de internet, sino que afectará los empleos de las personas y el papel que pueden desempeñar los algoritmos en las redes sociales”, concluye. La moratoria sobre las leyes estatales de IA podría crear un Lejano Oeste en el desarrollo de esta tecnología, lo que plantea serias preguntas sobre el futuro de la regulación y la protección del consumidor.