La Ley de Ética de IA de Chile Enfrenta Críticas de Gigantes Tecnológicosh2>
Chile está avanzando en la implementación de una de las leyes de b>IAb> más estrictas del mundo, poniendo a prueba si un país puede proteger la ética sin alejar la innovación. Esta nueva legislación, que fue aprobada por la cámara baja de Chile en octubre de 2025, adopta un enfoque basado en el riesgo similar al b>AI Actb> de Europa.p>
Clasificación de Sistemas de IAh3>
La ley clasifica los sistemas de IA en cuatro categorías basadas en el potencial de daño:p>
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li>b>Riesgo inaceptable:b> prohibido de manera categórica.li>
li>b>Riesgo alto:b> supervisión estricta.li>
li>b>Riesgo limitado:b> requisitos de transparencia.li>
li>b>Mínimo riesgo:b> menos regulaciones.li>
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El principio es claro: cuanto mayor sea el riesgo para las personas, más estrictos serán los controles. Esta nueva ley prohibiría tecnologías que socavan la dignidad humana, incluyendo b>deepfakesb>, sistemas que manipulan emociones sin consentimiento y herramientas de reconocimiento facial que operan sin permiso explícito. Los infractores podrían enfrentar multas de hasta b>$1.5 millonesb>.p>
Reacción de la Industria Tecnológicah3>
A pesar de los intentos del gobierno por regular la IA, Chile está buscando atraer a algunos de los mayores inversores tecnológicos del mundo. b>Amazon Web Servicesb> (AWS) ha comprometido b>$4 mil millonesb> para construir tres centros de datos en Santiago, que se lanzarán el próximo año. Por su parte, b>Googleb> está planificando un cable submarino de 14,000 kilómetros que conectará a Chile con Australia y una segunda instalación local.p>
Sin embargo, la presión de la industria es palpable. El gerente de AWS en Chile, Felipe Ramírez, comentó: «No estamos en contra de la regulación. Lo que no nos gusta son los procesos que toman demasiado tiempo.» Estas declaraciones reflejan la frustración general de la industria con respecto a los costos de cumplimiento y la incertidumbre en torno a las nuevas regulaciones.p>
Desafíos y Oportunidadesh3>
A pesar de que Chile se ha posicionado como un pionero en la gobernanza tecnológica responsable, la implementación de estas leyes ha sido lenta. La ley de economía colaborativa aprobada en 2023 aún no está en vigor, y Google retiró un permiso de $200 millones para un centro de datos tras disputas ambientales sobre el uso del agua. Esto sirve como recordatorio de que incluso las regulaciones no relacionadas con la IA pueden estancar la innovación.p>
La situación de Chile refleja un debate global que divide a los responsables de políticas en todo el mundo. Mientras Europa opta por marcos regulatorios exhaustivos, enfrenta críticas por frenar la innovación. Estados Unidos, en cambio, ha adoptado un enfoque más ligero, priorizando el crecimiento sobre las restricciones. Chile intenta encontrar un camino intermedio que proteja a los ciudadanos mientras atrae a los inversores.p>
Las apuestas son altas. Argentina recientemente aseguró un proyecto de centro de datos de b>OpenAIb> por b>$25 mil millonesb>, y Brasil está ofreciendo incentivos fiscales para las importaciones de hardware de IA. Si Chile es percibido como demasiado restrictivo, corre el riesgo de perder su impulso en el sector tecnológico.p>
Conclusiónh3>
La capacidad de Chile para equilibrar la regulación ética con la innovación será crucial en los próximos años. A medida que el mundo se apresura a regular la inteligencia artificial, Chile se ha posicionado como un campo de pruebas para ver hasta dónde pueden llegar los principios éticos antes de que la innovación se aleje.p>