Borrando el Efecto Bruselas: La Ley de IA Inspira Pocos Copiadores
La Ley de IA de Europa fue presentada como el próximo ejemplo del tan aclamado Efecto Bruselas, donde el enfoque regulatorio estricto del bloque se expande por todo el mundo. A diferencia de la GDPR y la Ley de Mercados Digitales, que fueron replicadas en varias jurisdicciones, las nuevas regulaciones de IA de Europa están encontrando pocos imitadores.
El Retador Contexto Global
Hasta ahora, solo Canadá y Brasil están redactando marcos similares, aunque ambos se encuentran estancados en limbos legislativos. Países como el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza, Singapur y Japón han optado por un enfoque más pro-innovación y menos restrictivo en la regulación de IA.
Esta situación plantea una pregunta crucial: ¿será capaz la Ley de IA de Europa de demostrar su eficacia si ninguna otra potencia importante adopta reglas similares?
Razones para la Falta de Impacto Global
Varios factores explican por qué la Ley de IA está generando poco impacto global. En primer lugar, su complejidad y confusión dificultan su comprensión. Ugo Pagallo, de la Universidad de Turín, describe la legislación como un “efecto patchwork”, que combina auditorías de seguridad de productos, pruebas de derechos fundamentales y códigos voluntarios en una sola norma.
Los reguladores en otras jurisdicciones luchan por entender las reglas, lo que limita su capacidad para adoptar un texto similar.
Impacto en la Innovación
La Ley de IA también impone altos costos de conformidad para las startups, que deben pagar auditores y generar extensos documentos técnicos antes de lanzar cualquier producto. En contraste, el Reino Unido y Japón permiten que las empresas lancen y monitoreen productos de manera iterativa. Este ambiente de alta carga regulatoria inclina a los legisladores no europeos hacia un camino más ligero y específico por sectores.
Posibilidad de Cambio
A pesar de estos desafíos, la Ley de IA todavía podría ganar impulso. Oficialmente entró en vigor en junio de 2024 y los detalles aún se están finalizando. Si se producen escándalos relacionados con la tecnología de IA que generen temores, es posible que otros gobiernos miren hacia el modelo europeo.
Un solo fallo notable, como un accidente mortal de un vehículo autónomo, podría llevar a los políticos a adoptar esta plantilla “lista para usar”, convirtiendo a Bruselas de un modelo atípico a uno de ventaja inicial.
Iniciativas en América Latina y Asia
Canadá y Brasil son los únicos países que están acercándose más al modelo basado en riesgos de la UE. Desde 2022, los legisladores canadienses han estado trabajando en la Ley de Inteligencia Artificial y Datos, que refleja el impulso europeo. Sin embargo, tras años de negociaciones parlamentarias, la forma final del proyecto aún es incierta.
Brasil ha propuesto una ley que clasifica los sistemas de IA según su riesgo, pero la presión de la industria ha diluido algunas de las disposiciones más estrictas.
En Asia, la Ley Básica de IA de Corea del Sur, aprobada en diciembre de 2024, adopta el lenguaje de “riesgo” y “transparencia”, pero evita los requisitos de inspección previos al lanzamiento de la UE.
Conclusiones
La falta de aceptación a nivel global plantea preguntas críticas sobre el futuro de la Ley de IA. Si Europa impone reglas estrictas sin el apoyo de otros países, podría desalentar la inversión y abrumar a las pequeñas empresas que carecen de recursos para cumplir con dichas regulaciones. Esto podría resultar en un desplazamiento de capital y talento hacia mercados más permisivos.
En resumen, la Ley de IA podría permanecer como una medida distintivamente europea, ambiciosa en papel pero limitada en influencia global.