En 2020, la periodista Karen Hao advirtió sobre una tendencia peligrosa en la IA: el «ethics-washing». A pesar de los intentos de muchas organizaciones por establecer principios éticos, la traducción de esos principios a la práctica sigue siendo inconsistente.
Una legisladora en Filipinas, la senadora Grace Poe, aboga por un enfoque cauteloso y consultivo para regular la inteligencia artificial (IA), enfatizando la necesidad de políticas que promuevan el uso ético e inclusivo de la tecnología. Poe advierte sobre los riesgos y desafíos que presenta la IA, destacando la importancia de no apresurarse a aprobar leyes sin una consulta adecuada.
A medida que las organizaciones adoptan el potencial transformador de la inteligencia artificial (IA), se vuelve cada vez más claro que no se puede escalar la IA de manera segura sin una gobernanza adecuada. La gobernanza de la IA no solo se trata de establecer límites, sino de garantizar la integridad, la responsabilidad y la seguridad de los ecosistemas de datos que alimentan esos modelos.
El artículo destaca la importancia de la inteligencia artificial (IA) en las juntas directivas y cómo su adopción está en aumento, aunque todavía hay un camino por recorrer. A pesar de que muchos miembros de la junta muestran curiosidad, solo una fracción está satisfecha con el conocimiento actual sobre IA en sus organizaciones.
La inteligencia artificial (IA) ya no es un concepto futurista; es una parte vital de nuestras vidas diarias, transformando nuestra interacción con la tecnología. La práctica de la IA responsable es crucial para garantizar que estos sistemas actúen de manera justa, transparente y ética.
A medida que las capacidades de la IA continúan evolucionando a un ritmo vertiginoso, también aumenta la necesidad de pautas éticas claras para guiar su desarrollo y despliegue. En respuesta a esta creciente demanda de gobernanza ética de la IA, numerosos gobiernos y organizaciones han publicado marcos destinados a ayudar a los equipos a evaluar y mejorar la confiabilidad de sus sistemas de IA.
Durante el evento SAS Innovate 2025, Reggie Townsend, vicepresidente de la Práctica de Ética de Datos de SAS, destacó la importancia de la ética y la gobernanza en la inteligencia artificial (IA) dentro de las empresas. Townsend enfatizó que «la innovación responsable comienza antes de que se escriba la primera línea de código» y subrayó la necesidad de un marco de gobernanza para garantizar que la IA sea confiable.
La inteligencia artificial se ha convertido en un factor fundamental para las empresas, pero su adopción efectiva presenta desafíos. Un Centro de Excelencia en IA actúa como un hub de innovación, proporcionando gobernanza y recursos para maximizar su potencial.
A medida que la inteligencia artificial (IA) se integra en la educación superior, las universidades deben adoptar prácticas de gobernanza robustas para garantizar un uso responsable de la IA. Esto implica la implementación de políticas estratégicas de gestión de datos y procesos para maximizar el potencial de la IA en el éxito estudiantil.
OpenAI enfrenta un problema de gobernanza a medida que intenta equilibrar las presiones de los inversores con su misión humanitaria. A pesar de su éxito, la compañía todavía lucha por definir su propósito mientras se acerca al desarrollo de una inteligencia artificial general (AGI).